marzo 28, 2014

Todos queremos ver nuestros ministerios avanzar de manera constante, mejorar de manera continua, llegar a cumplir las metas propuestas, crecer espiritualmente y musicalmente. ¿Que pasa cuando esto no sucede? ¿Que hacemos cuando el ministerio se estanca? ¿Cuando las personas entran entusiasmadas pero al poco tiempo se retiran a otros ministerios de la Iglesia porque escucharon un "nuevo llamado" de Dios? ¿Cuando en vez de sonar mejor cada día suena peor? 

Desde el punto de vista del líder es una situación complicada, una situación así supone el reconocimiento de problemas al interior del ministerio, significa tener capacidad de auto evaluación, poder mirar lo que hacemos, las practicas que estamos llevando a cabo, la manera en que trabajamos, la forma en que tratamos a los demás y en base a toda esta reflexión estar listos a una verdadera re-ingeniería de nuestros ministerios. Lamentablemente esto ocurre pocas veces.

Para muchos lideres es mas fácil echarle la culpa a los integrantes del ministerio. Cuando la gente abandona el equipo decimos que no tienen compromiso; cuando no suena bien, decimos que no tienen el suficiente talento (a lo cual habría que preguntar porque los aceptaron entonces); cuando hay murmuración decimos que son carnales e inmaduros. No estoy diciendo que nuestros ministerios estén compuestos de personas perfectas sin ningún tipo de problemas o pecados, lo que trato de explicar es que la mayor parte de las veces las crisis, problemas y falta de avance en un ministerio no se deben a problemas en las personas sino a las deficiencias de nuestra estructura y organización. Culpar de la falta de progreso del ministerio a los Integrantes es como aquel dueño de un restaurante que al ver que los comensales no visitan su local, empieza a hablar mal de ellos afirmando que no saben nada de comida. Obviamente veremos ese restaurante cerrado en poco tiempo. En el caso de los ministerios de adoración no los veremos cerrar pero si mantenerse por largo tiempo en ese estado de mediocridad y estancamiento tan desanimante.

El desafío es preguntarnos: ¿Que debemos hacer para lograr un resultado diferente? ¿En que tenemos que cambiar? Hay muchas cosas que hacer, mencionaré algunas a continuación.

Cambios en el liderazgo. El modelo bíblico de ministerio de adoración siempre fue la meritocracia, es decir que debe estar en el liderazgo el que muestra las capacidades adecuadas para la tarea tanto en lo musical como en lo Espiritual. En el libro de Crónicas se nos habla de un personaje fascinante, su nombre es Quenanías y es el paradigma de quien debe estar al frente de un ministerio de Adoración. Miren con cuidado lo que dice el texto bíblico. "Quenanías, que era jefe de los levitas, fue nombrado director de los cantos, pues sabía mucho de música" 1 Cronicas 15:22 (RVC)
Quenanías no ocupaba su cargo o función en el ministerio simplemente por ser amigo, familiar, o persona de confianza, estaba allí porque tenia las cualidades necesarias, era levita lo que implica que cumplía los requisitos ceremoniales, en nuestro caso seria ser creyente y consagrado al Señor y sobre todo fue nombrado pues sabia mucho de música. Aunque hubiera sido un levita consagrado a Dios de no haber sabido de música jamás habría accedido a ese puesto en el Ministerio. 
¿Como poder aplicar esto en nuestras Iglesias? Si el que esta a cargo no sabe de música puede aprender, o puede buscar a las personas con estas capacidades y darles a ellos el encargo. Necesitamos mas Quenanias en nuestras Iglesias.

Cambios en nuestras estructuras. Cuando las cosas no están funcionando debemos revisar la estructura de nuestro ministerio. ¿Como es el flujo de información?, ¿Como estamos en la planificación de metas que nos hagan avanzar realmente?, ¿como son nuestros ensayos y reuniones?, ¿son realmente ensayos ordenados y disciplinados? ¿Como es la estructura de rendimientos de cuentas?, es decir: ¿es claro para cada persona quien es su líder y lo que se espera de ellos en todo sentido? La falta de claridad en estos temas trae problemas serios en un ministerio y en la relación entre el líder y los que participan en ellos.

Liderazgo por servicio. Un verdadero líder de acuerdo al modelo bíblico es aquel que esta para servir a los demás y no para ser servido. Jesús es el modelo máximo de ese tipo de liderazgo. Mateo 20:28 dice: "Imiten al Hijo del Hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos"
Debemos desechar todo "liderazgo" que abusa de los integrantes del ministerio haciéndolos sentirse culpables por no servir lo suficiente o no estar de acuerdo con todo lo que se decide en el ministerio. Necesitamos lideres dispuestos a escuchar y valorar las opiniones de los integrantes del ministerio, a pensar en sus sentimientos y no sólo en lo que es mejor para el avance de las metas del líder. Los integrantes de un ministerio de adoración (y de cualquier ministerio) no son piezas de ajedrez que se pueden mover y cambiar a gusto del líder, son personas creativas, valiosas, llenas de ideas, de pasión por la obra y deben ser valoradas en esa dimensión. Un líder siervo sabe que la autoridad es algo que viene de Dios y que es reconocida de manera natural y sana por los demás, nunca debe ser impuesta, pues aquel que necesita imponer su autoridad no tiene autoridad.

Que Dios nos ayude a quienes somos lideres a enfrentar los desafios y retos del ministerio de manera correcta, sabiendo que Dios nos ha llamado a servir a las personas antes que todo.





5 comentarios:

Hamilthon dijo...

Tiene mucha razôn pastor, cuanta falta hace que entendamos que el Ministerio es un servicio ;)

Unknown dijo...

FUE MUY INTERESANTE LEER ESTE ARTICULO,LA VERDAD ES QUE ME INSTA A QUERER SER UN LIDER COMO JESÙS. GRACIAS PASTOR FRANCIS.

Anónimo dijo...

Hola, sí, se necesitan Quenanías y pastores que sepan apreciarlos

Francis dijo...

Gracias Hamilthon por tu comentario! Todo un desafio el servicio!!

Francis dijo...

Gracias Jean Dennis por escribir, Jesus es nuestro gran modelos y debemos imitarlo siempre! Dios te bendiga!

* MRC *